Continuando con nuestra serie de juegos tradicionales este mes prestamos
especial atención a aquellos juegos denominados de “fuerza” entre el género
masculino. La principal motivación de estas expresiones es doble, desde una
demostración de la fuerza, valía hacia el género femenino, al igual que hacia
el resto de la sociedad como status, así como para su adecuación para el
trabajo físico, de cara a poder ser contratado para la realización de diversas
faenas en el campo.
En esta serie de juegos de fuerza de hombres, además de los lanzamientos, como el ya mostrado del
de barra aragonesa, se realizaban otro tipo de lanzamientos, como el de yunque o el de azada, incluido el de palos o
jabalinas.
Levantamientos, como piedras, también el de sacos
o talegas de trigo del cual tenemos constancia se realizaba en la
harinera de “la Lozana ”, el de yunque, o el de fardo con polea.
Pulseos,
desde los conocidos pulsos de brazos
a otras disciplinas en esta categoría como pulso
de pica, tirosoga, tiro de cuerda con apoyo, tiro al palo, tiro del mulo,
etc. y demostraciones de “bandeos”
con las banderas de los santos.
Aplicados
a la propia faena o trabajo; corta de troncos con hacha o tronzador, siega o dalla (con hoz o
guadaña) o los barrenadores.
o el transporte de objetos, como el de lecheras.
Incluímos también en esta serie las diversas pinculinadas* o habilidades físicas, como saltos; de longitud, altura y obstáculos como toneles, canastos, cuevanos o de animales, incluso las carreras de sacos o entalegados, de fuerza de piernas para incorporarse salvando un obstáculo o levantándose del suelo, salto de gayata o de palo, revuelta del pastor entre otros.
Incluímos también en esta serie las diversas pinculinadas* o habilidades físicas, como saltos; de longitud, altura y obstáculos como toneles, canastos, cuevanos o de animales, incluso las carreras de sacos o entalegados, de fuerza de piernas para incorporarse salvando un obstáculo o levantándose del suelo, salto de gayata o de palo, revuelta del pastor entre otros.
*Pinculinada. Vocablo
aragonés que significa habilidad,
destreza y volatinería. Su etimología viene del latín “periculim” que significa peligro. Pudiendo definirlo como la
habilidad para salvar un peligro.
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